Cinco horas de viaje atravesando una llanura de vid y olivo nos conducen a Daimiel. En la Granja- Escuela "Virgen de las Cruces" somos recibidos con amabilidad. El alojamiento es sobrio pero práctico . Los chicos están encantados. Conocemos, y conocen, a los compañeros de Tembleque, Alcázar de San Juan y Teruel. Después de un reparador descanso nos dirigimos a las Tablas de Daimiel.
Las Tablas son un regalo que la naturaleza ha hecho a Castilla La Mancha. Nadie podía imaginar que una tierra tan seca fuera capaz de guardar en sus entrañas un humedal tan singular, único en Europa. Mas esta cara fecunda y maravillosa de la naturaleza ha encontrado su cruz en la acción del hombre en forma de explotación inmisericorde del Acuífero 23 que regaba genorosamente una intrincada red de canales sobrevolados sobre palafitos. Y acabó secándose.
Afortunadamente una legislación dura y una atenta vigilancia han permitido una satisfactoria recuperación de las tablas. El ejercicio de la autonomía ha permitido también a Castilla La Mancha reencontrarse a sí misma recobrando una identidad perdida a causa de la pobre conciencia de sus propios lugareños. También nos autodeterminamos de nuestros peores acciones.
Las Tablas son un regalo que la naturaleza ha hecho a Castilla La Mancha. Nadie podía imaginar que una tierra tan seca fuera capaz de guardar en sus entrañas un humedal tan singular, único en Europa. Mas esta cara fecunda y maravillosa de la naturaleza ha encontrado su cruz en la acción del hombre en forma de explotación inmisericorde del Acuífero 23 que regaba genorosamente una intrincada red de canales sobrevolados sobre palafitos. Y acabó secándose.
Afortunadamente una legislación dura y una atenta vigilancia han permitido una satisfactoria recuperación de las tablas. El ejercicio de la autonomía ha permitido también a Castilla La Mancha reencontrarse a sí misma recobrando una identidad perdida a causa de la pobre conciencia de sus propios lugareños. También nos autodeterminamos de nuestros peores acciones.