El permanente juego de Cervantes entre realidad y ficción nos ha acompañado durante todo el viaje. La mezcla de lugares reales con personajes de ficción, la asociación entre paisajes y acontecimientos ciertos o imaginados, entre paisaje y mitología, la propuesta de actividades lúdicas en torno al Quijote en un ir avanzado en círculos cada vez más concéntricos hacia el verdadero sentido del Quijote han constituido una aproximación metodológica a la obra muy adaptada a la edad y los intereses de los niños. La senda por la que cada alumno avanza en su aprendizaje es única y personal, por ello experiencias como la que aquí narramos permiten que los alumnos puedan construir por sí mismos conocimientos y vivencias de un modo vital.
La evaluación de la actividad ha sido muy positiva. Y es que las salidas constituyen una situación privilegiada para la evaluación de los aprendizajes en la medida en que suponen afrontar situaciones desconocidas y en contacto con una realidad “no escolarizada”. Creo que se han desarrollado capacidades de todo tipo (cognitivas, motoras, de equilibrio personal, de relación interpersonal y de actuación social) a juzgar por las opiniones vertidas por los alumnos y familiares, por la observación diaria de las actitudes, por la participación e interés mostrado y por la interacción positiva con el resto de alumnado de los restantes grupos.
No es menor el hecho de conocer y relacionarse con compañeros de otras comunidades autónomas, de establecer lazos y vivencias con chicos y chicas con los que comparten aspectos comunes y divergen en otros. En una España diversa, pero cada vez más distante es bueno tener experiencias comunes con gentes de otras autonomías, esos lazos crean sentimientos compartidos que mañana pueden ser el germen una mayor comprensión del otro. En una sociedad intercultural, tan plural como la que vivimos hemos de comprender la diversidad de pensamiento, de religión y de valores más allá del destello cegador de los símbolos que a veces maniatan nuestra capacidad de tolerancia.
Desde aquí queremos animar y apoyar al Servicio de Programas Educativos para que continúe con esta actividad más allá del año del Quijote porque, para decirlo con palabras de Cervantes “quien lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho”. Aunque entendemos que no todos los maestros y maestras tienen la misma disponibilidad personal para salir del aula y de la localidad varios días con sus alumnos, sí podemos asegurar que ha sido una experiencia gratificante tanto por el conocimiento real de los alumnos fuera el contexto escolar como por la posibilidad, también real, de contribuir a su crecimiento interior como personas y como estudiantes. También nosotros como profesores hemos tenido la posibilidad de descubrir el mundo que encierra un solo libro y los libros que encierra una sola región: Castilla