Diez eminentes catedráticos diez de la Universidad Complutense de Madrid después de un profundo estudio de la obra cervantina sostienen que el lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiere Cercantes acordarse es Villanueva de los Infantes. Parece ser que la velocidad con que camina Rocinante (la mitad que un cabalo normal, esto es 25 Km por día) es el vector determinante para concluir tal aseveración. "Con permiso de los Cervantistas" como decía Azorín uno se sigue inclinando por Argamasilla de Alba, más humilde lugar pero con mejor coartada que Villanueva de los Infantes. Para narrar los hechos acaecidos ese día cedo la palabra a dos alumnas de 6º A, Marta Dominguez y Alicia Mejías:
"Este día viajamos hasta Puerto Lápice. En la venta de Don Quijote representamos el capítulo en que es nombrado caballero (en otro capítulo del libro al llegar allí Don Quijote decía convencido que aquello era un castillo y Sancho respondía que era una venta). También fuimos al Campo de Criptana, donde vimos los molinos de viento y nos enseñaron cómo funcionaban. En Argamasilla de Alba visitamos
En Tomelloso visitamos un “bombo”, que es una construcción típica manchega sólo de piedra utilizada por los campesinos; el museo del carro donde nos explicaron y enseñaron algunos de los utensilios que se utilizaban en tiempos del Quijote para hacer queso. Sobre el puente romano de Villarta de San Juan nuestros compañeros de Tembleque representaron la obra “La ínsula de Barataria”, en la que narraba problemas que Sancho resolvía satisfactoriamente".