sábado, agosto 06, 2005

Noticias del Castaño Abuelo















Ayer recorrí los 9 Km que separan Cañamero del "Castaño Abuelo", una delicia de senda verde que serpea bordeando el pantano "Cancho del Fresno" acompañada de pinos, castaños, cerezos y robles. El "Abuelo" es un auténtico superviviente, no sólo del devenir de los siglos que nos han precedido, también del pavoroso incendio que días atrás sufrió la comarca de las Villuercas.
Doy noticia fiel de él: sigue felizmente vivo y felizmente viejo, aunque los achaques propios de su estado que le obligan a sujetar algunas ramas en dos "muletas". El verdor orgulloso de sus hojas y de todo el bosque que le rodea desmiente ostentosamente la triste y negra realidad de otros bosques no lejanos calcinados. Es más, en todo el camino, desde Cañamero, no hay un sólo signo visible que evidencie el paso del fuego en los días pasados.
El Castaño Abuelo es un hito biológico e histórico del que ya hablaban las crónicas del año 1353 definiendo lindes y mojones del ejido de Cañamero. Ha conocido el paso de reales comitivas que desde Guadalupe a Madrigalejo llevaron a morir a Fernando el Católico. Ha servido de frontera y límite entre los términos de Cañamero y Guadalupe. Ha cobijado a cazadores y pastores que con sus ganados que se refugiaban en su roído tronco. Es un testigo del tiempo y de la historia al que hoy quiero rendir tributo y cantar, como Machado a su olmo viejo, la gracia de sus ramas todavía vigorosas sostenidas por un tronco hueco y dos "muletas". También quiero relatar una pequeña historia en su recuerdo.
He oído contar que la Marquesa de la Romana muerto su marido, en la postguerra española vendió a Don José Fernández (gallego creador de Pescanova y muy apreciado en Cañamero por entender y practicar que la propiedad rural tiene obligaciones sociales en forma de trabajo para quienes sólo disponían de sus brazos) las Rañas del Pinar y la finca de Silvadillo, la cual incluía el Castaño Abuelo. Y que prendada de su belleza y de su longevidad no consisntió en desprenderse de tan preciado ejemplar, por ello lo desagregó de Silvadillo y lo agregó a su finca de Mirabel, quedando desde entonces y para siempre dentro de dicha propiedad. No lo olvidan, orgullosos, los de Cañamero, quienes sostienen que el Abuelo está dentro de su término municipal al igual que Silvadillo y que suyo es el Castaño, la memoria y la historia. ¡Lástima que lo haya olvidado la mano cruel que encendió la mecha y puso en peligro su milenaria existencia!.
Mañana (¡siempre mañana!) hablaré de la Cruz de Andrada y del Melonar de los Frailes dos hitos en el camino que también encierran su pequeña y lejana historia que no he de dejar de contar.