viernes, diciembre 16, 2005

Plantar árboles, plantar esperanza


El 13 de diciembre fue una jornada especial para los alumnos de 5º de primaria de nuestro colegio. Nos marchamos a la lejana localidad de Cañamero, situada a 140 km, en la comarca de Las Viluercas para plantar alcornoques, encinas, quejigos y robles en una zona devastada por el pavoroso incendio del verano pasado. El enclave se encuentra junto a la ermita de Belén, a la que se accede por un corto camino que se aparta de la carretera que conduce a Guadalupe.
La actividad estaba organizada por los ayuntamientos de Plasencia (Concejalías de Medio Ambiente y Educación) y Cañamero. Y en ella participaban alumnos del colegio de la localidad, "Fausto Maldonado" y "Miravalvalle", "Inés de Suárez" y "San Miguel" de Plasencia.
Iniciamos la jornada en Cañamero con una presentación de fotografías ilustrativas de la fauna y flora del entorno de Las Villuercas y de cómo era el paisaje antes del incendio. Se informó de los árboles que íbamos a plantar y de cuánto tardarían en crecer y hacerse adultos. Y de lo poco que cuesta acabar con ellos. Se subrayó la importancia de cuidar nuestro bosque y de la responsabilidad individual y colectiva.
Durante hora y media en pequeños grupos y ayudados por chicos y chicas de la Escuela Taller de Cañamero y de la Escuela de Capataces de Navalmoral nos afanamos en recuperar el bosque perdido. Le echamos ganas. Costó esfuerzo cavar en la tierra los hoyos que servirían de seno a los árboles en ciernes.
La lluvia ya caida en el otoño, los pequeños brotes de hierba fresca, el bullicio y las risas de doscientos cincuenta niños pusieron un tono de alegría y de esperanza sobre el fondo negro del paisaje. Con la leccion del día estos niños estaban labrando un futuro: el suyo, el de su conciencia de seres humanos. Han tenido que sembrar sobre la tierra quemada por el odio, sobre los páramos envenenados por el rencor.
Los ayuntamientos de Plasencia y Cañamero han invertido dinero en fomentar actitudes positivas para la conservación de la naturaleza. Cosas así no son frecuentes. Para cumplir su papel la escuela necesita cada vez más de la sociedad. "A un niño, a una niña le educa toda la tribu".
Cada árbol plantado, cada libro leído, es una semilla que germinará en su tiempo.
O tal vez no