El pasado 23 de junio, justo al finalizar el curso escolar, hemos entregado los diplomas de familias lectoras a 375 niños y niñas de nuestro centro (Colegio Público "Miralvalle").
Es un sencillo reconocimiento escrito a las 375 familias que pacientemente, día a día, de octubre a mayo, han cumplido el compromiso de leer con sus hijos por lo menos 20 días al mes.
Dedicar un poco de nuestro tiempo a los hijos compartiendo con ellos lecturas, impresiones, comentarios, imágenes o textos que transmiten sentimientos, emociones, un punto de vista alternativo a un problema cotidiano... es disponer de la posibilidad de poner en común actitudes, valores y criterios; o simplemente de la oportunidad de hablar con ellos sobre situaciones que no siempre se ofrecen en el contexto adecuado, o no siempre surgen en la vida cotidiana.
En este sentido, los libros y la lectura ofrecen un vasto territorio para compartir entre padres e hijos, un largo y sinuoso camino para recorrer juntos.
Mediante esta iniciativa de la Biblioteca Escolar Miralvalle, las madres y los padres - además de ser más y mejores padres - contribuyen a extender el hábito lector. Los niños aprender a leer en la escuela, pero la afición les tiene que venir también de casa.
Estoy orgulloso de las maestras y maestros de mi colegio que cada fin de mes han ido recolectando los "cupones del compromiso lector", animando a los que se rezagaban y pegándolos en la ficha de cada alumno. Y de las madres y padres que han compartido lecturas y al final del mes firmaban su compromiso en esos cupones.
El próximo curso vamos a mejorar y corregir algunos aspectos de este proyecto, pero el balance no puede ser más positivo y esperanzador.
En octubre iniciamos una nueva fase del proyecto "Leer en casa". Hoy rindo homenaje a las "Familias Lectoras".
Es un sencillo reconocimiento escrito a las 375 familias que pacientemente, día a día, de octubre a mayo, han cumplido el compromiso de leer con sus hijos por lo menos 20 días al mes.
Dedicar un poco de nuestro tiempo a los hijos compartiendo con ellos lecturas, impresiones, comentarios, imágenes o textos que transmiten sentimientos, emociones, un punto de vista alternativo a un problema cotidiano... es disponer de la posibilidad de poner en común actitudes, valores y criterios; o simplemente de la oportunidad de hablar con ellos sobre situaciones que no siempre se ofrecen en el contexto adecuado, o no siempre surgen en la vida cotidiana.
En este sentido, los libros y la lectura ofrecen un vasto territorio para compartir entre padres e hijos, un largo y sinuoso camino para recorrer juntos.
Mediante esta iniciativa de la Biblioteca Escolar Miralvalle, las madres y los padres - además de ser más y mejores padres - contribuyen a extender el hábito lector. Los niños aprender a leer en la escuela, pero la afición les tiene que venir también de casa.
Estoy orgulloso de las maestras y maestros de mi colegio que cada fin de mes han ido recolectando los "cupones del compromiso lector", animando a los que se rezagaban y pegándolos en la ficha de cada alumno. Y de las madres y padres que han compartido lecturas y al final del mes firmaban su compromiso en esos cupones.
El próximo curso vamos a mejorar y corregir algunos aspectos de este proyecto, pero el balance no puede ser más positivo y esperanzador.
En octubre iniciamos una nueva fase del proyecto "Leer en casa". Hoy rindo homenaje a las "Familias Lectoras".