jueves, junio 07, 2007

Españolito que vienes al mundo te guarde Dios


En 1987 murió mi hermano Pedro víctima de un accidente de tráfico. Su hija Nuria acaba de dar a luz un bebé que se llama como su abuelo. Nuria y su niño viven en Alcorcón. El mundo al que viene Pedro es muy diferente al que encontró su abuelo en el Alcorcón de 1970. En aquel entonces era Alcorcón una ciudad dormitorio habitada por emigrantes extremeños, andaluces y castellanos. Ahora todo es diferente. Y no solo por los móviles, o por Internet, o por el Metro Sur que se ve desde la ventana del séptimo piso de Torres Bellas donde sigue viviendo - y sufriendo - Ana, la mujer de Pedro. Ana, continúa con su pequeña tienda de pan en una abandonada galería comercial, víctima también de otro "accidente", el producido por las grandes superficies.

De entonces acá creo que han cambiado, sobre todo, dos cosas. Las mujeres han comenzado a ocupar en la sociedad el lugar que les corresponde como seres humanos, a pesar de la iglesia católica, de los roucos, varelas y cañizares. La segunda, no menos significativa, es que el moderno Alcorcón está poblado por una variedad cultural heterogénea, tan diversa, rica y compleja que el viejo tradicionalismo católico no se reconoce en esta nueva sociedad. El lento asiento de las nuevas gentes venidas de lejos produce roces en la convivencia. Nuevas realidades, nuevas costumbres, otras visiones que precisan de tiempo y comprensión para ir encajando.

Pedro viene a un Alcorcón multicutural y multiétnico. En este nuevo mundo iniciará sus pasos. A él dedico este viejo cuento africano, con el deseo de que se reconozca, y sea feliz, en el Alcorcón del siglo XXI:

Yo, hombre negro, cuando nací era negro.
Tú, hombre blanco, cuando naciste, eras rosa.

Yo, cuando crecí, era negro.
Tú, cuando creciste, eras blanco.

Yo, cuando tomo el sol, soy negro
Tú, cuando tomas el sol, eres rojo.

Yo, cuando tengo frío, soy negro.
Tú, cuando tienes frío, eres azul.

Yo, cuando tengo miedo, soy negro.
Tú, cuando tienes miedo, eres verde.

Yo, cuando muera, seré negro.
Tú, cuando mueras, serás gris.

¡Y tú me llamas hombre de color!