miércoles, enero 03, 2007

Debate educativo

El pasado 29 de noviembre fueron expuestas en unas jornadas técnicas las conclusiones del debate educativo sobre la educación infantil y primaria celebrado el pasado curso escolar en Extremadura. Hablar, y más de lo que nos atañe, siempre es bueno. Y reflexionar conjuntamente padres y maestros ha sido - con todas las limitaciones que queramos- una buena idea que, justo es, hay que poner en el haber de la Consejera de Educación, pues suyo ha sido el riesgo y la decisión de poner encima de la mesa cuatro ideas claves para debatir: el alumnado en la nueva sociedad (es decir, el punto de partida), la docencia en siglo XXI, el papel de las familias y la "vida" en los centros. Del largo y complejo proceso han salido muchas ideas. Voy a llamar la atención sobre aquellas que a mi entender tienen una importancia capital y sin embargo es probable que al carecer del toque mágico de las TIC pasen más desapercibidas. Veamos.

Primera idea
Para una parte importante de los participantes (sospecho que del lado docente) nuestro alumnado está más bien desmotivado, corto en esfuerzos, en hábitos y muy heterogéneo (¡como la vida misma!). Sin embargo un grupo menos numeroso (sospecho que aquí pesa más el lado familiar) destaca su receptividad, su alta capacidad de aprendizaje y su curiosidad. De alguna forma uno entiende la "queja de la dificultad" por parte de quienes lidian cada día con la enseñanza en las aulas; también que la diversidad llegue a ser un obstáculo en las uniformes situaciones de aprendizaje que rígidamente planteamos en el aula (todos iguales por la senda que marca el manual). Se entiende... pero esto, tanto es una parte de la realidad como una consecuencia de nuestro proceder como maestros. Porque ¿quién tiene el protagonismo en el aula: quien enseña o quien aprende?. ¿De verdad pensamos que la única propuesta transmisiva - día sí, día también - puede entusiasmar a alguien?. Por ello, le doy una gran importancia a los aspectos que destaca el "grupo menos numeroso": receptividad, capacidad, curiosidad. Si hay algo que define a la educación es la posibilidad, el optimismo, la esperanza. Sé que bastantes docentes caen también en este lado. Las tres palabras constituyen la escalera para ascender a la idea de educar para ser mejores. Con ellas me quedo. O ¿acaso los adultos estamos en condiciones de dar lecciones, y lo del "mínimo esfuerzo", "tanto tienes tanto vale", la comodidad, el principio del placer... es privativo de los niños?. Nosotros somos así. ¿De qué nos quejamos?... pero podemos conseguir que los adultos de mañana sean mejores seres humanos de lo hoy somos nosotros.

Segunda
Para la mayoría de los participantes en el debate se detectan carencias o dificultades en las destrezas básicas, en concreto de comprensión lectora y expresión escrita. La constatación de este hecho no es nueva...¡se ha repetido tantas veces!. Y sin embargo, seguimos con las mismas rutinas de siempre: lecturas fragmentarias y respuestas sobre el texto para comprobar que los alumnos lo han comprendido (eso de evaluar se nos da muy bien)... pero nos olvidamos de trabajar con ellos verdaderas estrategias de lectura antes, durante y después de leer. Damos por supuesto que la mera descodificación conduce inexorablemente a saber leer. Como si el aprendizaje lector no durara toda la vida. Como si "el aprender a leer" no fuera una ardua y compleja tarea para la que se necesitan muchas ayudas (ayudas que podemos proporcionar al alumnado dotándole de estrategias lectoras) para poder llegar al "leer para aprender". ¿Qué podemos hacer?. A partir del decreto de enseñanzas mínimas recientemente publicado por el MEC disponemos de una excelente oportunidad para concretar un currículo escolar en el que exista una mayor coherencia entre los objetivos que decimos perseguir ("que el alumno sea capaz de actuar autónomamente en el medio...") y los contenidos que finalmente prescribimos (que, por lo general, suelen ser enciclopedistas y conceptuales). Menos llenar cabezas y más ponerlas en orden, vamos. Otra propuesta: no estaría de más que los centros se fueran dotando de planes de lectura (que no de "plan lector" susurrado por las editoriales) a modo de acuerdos explícitos entre los maestros que aborde una mínima conceptualización sobre el hecho lector (esto es, compartir lo que entendemos por "lectura" y "aprender a leer"), las estrategias de lectura que vamos a enseñar y cuándo, los distintos tipos de texto que se van a trabajar y cuándo, el papel de la literatura infantil y los itinerarios lectores, los tiempos y espacios de lectura, así como los recursos (bibliotecas de aula y biblioteca escolar). Y con ello llegamos a la

Tercera idea
Para los participantes en el debate, uno de los ejes prioritarios en la formación permanente del profesorado es la formación sobre metodología de las áreas instrumentales, con especial incidencia en aquellas que fomenten la lectura y el uso de las bibliotecas escolares. Ni que decir tiene que a uno le llena de alegría comprobar que somos muchos los que participamos de esta misma visión. Y que quienes venimos dando la tabarra con las bibliotecas escolares no somos monomaníacos, ni tenemos ganas de fastidiar. De aquí se derivan dos conclusiones. Una, éste es el aspecto central de la formación (inicial y permanente) del profesorado y del trabajo pedagógico de los centros. Dos, es necesario reorientar los planes de formación del profesorado, no sólo en este aspecto, también, y es otra de las conclusiones del debate que no resisto a incluir, porque "la formación en el centro de trabajo y ajustada a las necesidades reales del mismo es una de las necesidades formativas más adecuada". Y esto, ¿qué signfica?. Que si queremos poner en práctica las propuestas que han salido del debate hay que cambiar el modo de trabajar de los Centros de Profesores y Recursos: más ligados a los centros educativos y a sus planes de trabajo, más centrados en las materias instrumentales y mayor atención a recursos imprescindibles como las bibliotecas escolares. Además de las TIC, claro. Amén.